Hoy, 19 de octubre de 2017, un día frío de sol y nubes y algo de lluvia que nos ha recordado que estamos en otoño. Hoy, que abrí los ojos y la primera señal de que estaba viva fue mi rutinario dolor de cabeza y el sonido de mis tripas quejándose por no sé qué, y me levanté como tantas veces rígida, contracturada y dolorida, con un cansancio como si acabara de correr una maratón. Hoy, que a pesar de todo, como cada mañana desde hace meses, los primeros minutos del día los dedico a meditar. Pues hoy no pude contener las lágrimas, y el llanto no me permitía coger aire y consolarme con la respiración. Podía más mi tristeza, la impotencia, el cansancio, la debilidad… y así de forma intermitente, y afortunadamente con periodos de descanso, unas veces más largos que otros, pero así vivo desde hace 2 años. Y hoy quiero contarlo, desahogarme, dar voz a quien se sienta identificado y que mis palabras también puedan servir de ayuda.
Padezco de fatiga crónica, síndrome de intestino permeable, y mi sistema inmune está debilitado y lucha contra mí. Me duelen todas las articulaciones y en general tengo contracturas y rigidez en todo el cuerpo. Son características propias de lo que hasta ahora se conoce como fibromialgia. Se sabe muy poco sobre esta enfermedad, considerada todavía hoy por algunos profesionales de la salud como un síndrome, con un componente emocional que tiene mucho peso en la enfermedad, y que para diagnosticarla tienen sobre todo como referencia 18 puntos gatillo (puntos de dolor en diferentes zonas del cuerpo). Pero la realidad es que todavía queda mucho camino por descubrir, y que somos muchos los que vivimos pendientes de nuestra salud, probando medicamentos y otras terapias naturales, y aprendiendo a llevarlo todo con una sonrisa siempre que se pueda, para que la tristeza no pueda contigo.
Leí una vez que era una enfermedad muy silenciosa. Así es. Aparentemente la mayoría de las veces parece que no te pasa nada. Puedes levantarte fatal y sin apenas movilidad y en unas horas se suavizan los síntomas, coges fuerza, te maquillas, te arreglas y te preparas para recibir piropos y que te digan el buen aspecto que tienes. Si se te ocurre decir que estás mal, te miran incrédulos y seguramente la mayoría creerán que te lo inventas, con lo cual la impotencia se eleva a su grado máximo. Es difícil saber qué hacer para mejorar, aparte, por supuesto, de cuidarte todo lo que puedas. Y tampoco se sabe por qué se empeora. Esa es una de las cosas que te vuelven loca. No consigo relacionar ningún síntoma con nada concreto. A lo mejor un día haces ejercicio y estás mal y otro día con el mismo ejercicio estás bien. El reposo tampoco sirve. Aunque es verdad que estar mucho tiempo sentada o tumbada siempre hace que el cuerpo se contracture más. Así que muchas veces no sabes qué hacer, porque si te mueves te agotas y si descansas te levantas peor. Por la noche aparentemente duermo, pero soy consciente del dolor en muchos momentos, no hay ninguna postura suficientemente cómoda para descansar, y el sueño no es reparador. Además, he llegado a normalizar el dolor y a perder la medida. Convivo con ello y lo raro es cuando me siento bien.
He estado más de la mitad de mi vida dedicada a la danza, en concreto al flamenco. Cuando hace un par de años empecé con dolores aquí y allá, entonces sí lo relacionaba con mi profesión y con el estrés que llevaba. Todo lo justificaba con eso, sin saber que eran señales que me anunciaban ya lo inevitable. Empezamos echando la culpa al intestino, y no en vano, ya que gran parte de las enfermedades, sobre todo de naturaleza autoinmune y las inflamatorias, tienen origen en el intestino. También esto tenía sentido, ya que por mi constitución y debido a que siempre hice mucho ejercicio, me permitía comer mucho, y de todo, sin importarme cantidad ni calidad. Me sentaba bien, o eso creía, y “como no engordaba…”. Maltraté mi intestino durante muchos años. Ahí pude comprobar el aguante que tiene el cuerpo, y también lo poco que lo escuchamos. Somos una maquinaria perfecta y al igual que a un coche se le enciende una luz roja para avisarte de que algo falla, a nosotros nos saltan alarmas continuamente que no hacemos caso o no damos importancia. Y al final, todo pasa factura, antes o después.
Estuve muchos meses tratando de regenerar mi flora intestinal, combatiendo hongos y parásitos que me causaban problemas, y empecé a aprender a cocinar al tiempo que me interesaba por la alimentación saludable. Saqué de mi dieta los productos procesados, las harinas refinadas, el azúcar y la leche. Un poco más adelante, por prescripción médica, dejé el gluten por completo y los lácteos. Fue el Dr. Carlos Isasi, reumatólogo del hospital Puerta de Hierro de Madrid, el que me trató desde el pasado mes de abril, gracias a la intermediación del médico internista Dr. Miguel Yebra, al que respeto y admiro (y al siempre cómplice Dr. Antolín López-Viña). “Yo estoy aquí para lo que necesites, pero tu caso lo va a saber llevar el Dr. Isasi” – me dijo Yebra con sinceridad. Y es que no es un reumatólogo tradicional; es un tipo especial y que se sale de los cánones establecidos en pro de sus creencias. Es él quien ha puesto nombre a un problema ligado a las enfermedades autoinmunes: Sensibilidad al gluten no celíaca, basándose en estudios que lleva haciendo más de 10 años.
Después de año y medio y una peregrinación de consultas médicas, aprendí y supe que tenía que dejar buscar porqués, de buscar un origen único, un nombre, un culpable. Eso no significa, como llegaron a decirme, que no me pasa nada, que estoy bien o que es psicológico. Pero ¡cómo no me va a pasar nada! si he llegado a entrar a las consultas casi sin aire, sin habla, coja, y hasta en silla de ruedas. Y se nota cuando alguien es victimista, se inventa las cosas o a lo mejor solo quiere llamar la atención. Desde luego ese no es mi caso.
Pero las enfermedades se tratan desde un punto de vista holístico. Y no hay que olvidarse de la parte emocional, además de la orgánica, y contemplar todos los factores que pueden estar influyendo para que el organismo no funcione con normalidad. Otra práctica que incluí en mi nueva vida saludable fue el mindfulness (atención plena en el momento presente y sin juicios). Empecé con meditaciones cortas y poco a poco he ido ampliando e intentando mantener este estilo de vida en muchos momentos del día. Es una forma de aprender a manejar las emociones y a mantener la calma. Además hago yoga. Hasta eso lo hago con dolor y sufro por no poder estar mínimamente bien para disfrutar de los beneficios y concentrarme. Con esto quiero transmitir lo difícil que es manejar una situación así, porque a pesar de poner todo de tu parte, de dedicarte en cuerpo y alma (nunca mejor dicho) a tu salud, ves que a la mínima se tambalea y que te quedas sin herramientas.
Por suerte, soy optimista inconformista, las dos cosas juntas, y eso hace que siempre piense que todo tiene solución. Hasta donde sé, no solo me toca aceptar, que me parece bien y además creo que la aceptación ayuda en cualquier situación de la vida, sino que además me dicen que tengo que resignarme a vivir con una enfermedad que es crónica. Y eso es como ponerme banderillas. Por algo soy tauro 😉 Basta que me digan por ahí ni lo intentes, para que vaya de cabeza y piense que YO SÍ VOY A PODER. Y en esas estoy. Días como hoy el mundo se me viene encima y pienso en resignarme, pero cuando cojo fuerzas, vuelvo a la carga a pensar qué más soluciones puedo encontrar.
Me encanta compartir experiencias, y pienso que es una buena forma de ayudarnos. Por eso he pensado que esta publicación además de que pueda servir para que muchas personas ajenas a estos problemas entiendan y sean más capaces de empatizar con los afectados, otras muchas puedan dar su opinión, contar su propia experiencia personal o incluso aportar información de interés. Hoy te pido que no te conformes con dar al like sin más, sino que lo compartas en tus redes para que más personas lo vean y pueda llegar a otros enfermos. Comenta si te apetece, porque granito a granito vamos sumando y colaborando para conseguir entre todos una vida feliz. ¿Me concedes ese deseo?
Si leíste mi anterior post, sabrás que éste es una continuación con la que pretendo completar la información recabada de la conferencia dada por la Dra. Olga Cuevas sobre alimentación saludable.
¡Pues allá voy! Me “meto” directamente con las verduras que, como ya sabéis, deberían ser la base de nuestra dieta. Hay que consumirlas en abundancia, y lo mejor es que sean de la estación. Hoy en día se puede encontrar casi cualquier fruta y verdura todo el año; esto sería interesante si por tu necesidad o interés buscas una fruta u hortaliza en concreto. Otra opción sería comprarlas en su época y congelarlas. Y tomarlas hervidas o en ensalada.
10624982 – ground flax seeds
47827116 – millet
Es muy importante incorporar a la dieta semillas y frutos secos. Las semillas nos aportan calcio, muchos nutrientes y antioxidantes, y son mejores que los frutos secos porque éstos se digieren peor y son más densos. Los frutos secos son una opción ideal de desayuno y merienda para los niños.
Las legumbres: Son una fuente muy interesante de proteína. Hasta hace muy poco se decía que no era completa. La proteína está formada por aminoácidos. Y en una forma científica más avanzada se ha visto por ejemplo que los garbanzos tienen todos los aminoácidos que necesitamos. No es el caso de la soja, que ya es otra historia. Las alubias también tienen proteína completa. Las lentejas no, pero se puede solucionar combinándolas con arroz u otro cereal, semillas o frutos secos.
Ejemplo: el humus, que se hace con semillas de sésamo y garbanzos o lentejas. Esta combinación para intentar completar toda la proteína necesaria, podemos hacerla a lo largo del día. Por ejemplo, por la mañana tomar cereales, a mediodía lentejas, después semillas, y ya estaría completa la dieta. Pero con una excepción: los niños en crecimiento, que necesitan la proteína completa combinarla en una sola comida.
Esto es sólo si eres vegetariano, porque si no, ya tomas proteínas en muchos alimentos. La propuesta más saludable es tomar legumbres dos días a la semana. También son ricos en proteína los pescados, y los huevos es una buen aporte de proteínas pero si son ecológicos. En cuanto al pollo, si es de mala calidad, es mejor la carne.
La carne procesada aumenta en un 70% el cáncer de colon. Si no es procesada es un 49%. En cambio, la ternera de pasto, cerdo de bellota o pollo ecológico no es malo.
En cuanto al pescado: se habla de tomar omega 3 (ácido graso esencial, antiinflamatorio y recomendable en enfermedades crónicas). Pero ¡cuidado con la procedencia! Donde más omega 3 hay es en el salmón, pero también donde más contaminantes, y no sólo mercurio, sino muchos más que hay en el mar Báltico, que es de donde viene el salmón Noruego. En general, los “peligrosos” son los pescados grandes azules, como el atún y el salmón. Son mejores los pequeños: anchoa, caballa, sardina o boquerón. Pero siempre cocinados sin someterlos a altas temperaturas, porque entonces adiós omega 3.
¿Dónde hay más pesticidas?: No hay más pesticidas en los vegetales. Una vaca que ha comido hierbas que han crecido con pesticidas, concentra hasta 14 veces los pesticidas de las plantas. Lo mismo pasa con los lácteos, y con los pescados azules que crecen en aguas contaminadas con pesticidas también. Con este panorama, si estamos cambiando nuestra dieta para que sea más saludable, la conclusión a la que deberíamos llegar es que la prioridad, antes de buscar hortalizas y frutas ecológicas, mejor buscar el producto animal ecológico.
El aceite de girasol no es bueno. Todos los aceites de semillas tienen ácidos grasos insaturados, que son los que más se alteran y hacen que se produzcan grasas trans. Esto ocurre cuando se someten a altas temperaturas. El aceite de girasol es bueno si es virgen. El de coco también sólo si es virgen, porque si son refinados, en el proceso de refinamiento aparecen las grasas trans.
La forma más sana de cocina es evitando altas temperaturas, plancha, hervido y al vapor. Las cociones han de ser breves, pero las legumbres o cereales integrales hay que cocerlos mucho para eliminar los antinutrientes y que sienten bien.
La sal: Genera perjuicios en la salud cardiovascular y también en problemas de insuficiencia cardiaca y renal. La sal es un electrolito que forma parte de nuestra sangre, pero tiene que estar en equilibrio con otros electrolitos, si no no hay, por ejemplo, una buena contracción muscular. Si consumimos exceso de sal, no hay que fiarse de que la elimine el riñón, porque a veces no la elimina bien. ¡Cuidado con la sal refinada! La buena es la sal virgen.
Sin darnos cuenta, tomamos mucha sal en muchos productos. El 75% de la sal viene de los productos idustrializados. Algunas ideas para evitar la sal, sobre todo si no puedes tomarla por tu problemática, serían usando agua marina, sal de hierbas, el miso o el tamari, que además tienen antioxidantes y sustancias que potencian el sabor, etc. Y una vez más, evitar los productos industrializados.
¿Tenemos que comer muchos cereales? : NO. Hay que tomar hidratos de carbono, pero no tienen que venir del pan y los cereales, sobre todo si quiero bajar la carga glucémica. Los mejores panes son los elaborados con harina integral, con su fibra y su germen y salvado (ya fermentado). El pan rápido industrial es fatal. Los mejores cereales para personas con enfermedades autoinmunes o cualquier proceso inflamatorio intestinal, son los que no tienen gluten (arroz integral, trigo sarraceno, quinoa, mijo) y la avena, aunque tenga gluten. Si no se toma nada de cereal, hay que tomar hortalizas ricas en hidratos de carbono, por ejemplo, calabaza. Es más sana que la patata, ya que ésta tiene un índice glucémico muy alto.
Grave error de desayuno: Corn flakes con leche. ¿Os suena un poco no? ¡Cómo se lo montó el señor Kelloggs! Algunas propuestas de desayunos saludables podrían ser: Un buen pan con aceite o aguacate, mermelada natural, frutas, frutos secos, semillas, porridge de copos de avena hervidos con pasas. Té mejor que café. Como opción salada, un buen atún con tomate, por ejemplo.
No se debe comer igual en invierno que en verano, hay que adaptarse al clima. Lo ideal es que sea más crudo en verano, y menos en la época fría.
¿Es más sano ser vegetariano?: Depende. Lo importante es el conjunto de la dieta y la calidad de los alimentos. Si el vegetariano toma azúcar, patatas fritas, leche industrializada con corn flakes, ensalada con lechuga iceberg, etc., hará una dieta muy poco saludable y tendrá una deficiencia importante de proteínas, por ejemplo si no toma legumbres. También tendría carencia de B12 si no se suplementa. O sea, se trata de buscar el equilibrio y que predomine el producto vegetal, utilizar el sentido común y dar más importancia a los nutrientes que a los alimentos que los contienen. Los productos enriquecidos no valen, hay que fijarse en el alimento. Interesarse por la calidad y procedencia de los alimentos es lo más importante. Y después cocinarlo con cuidado. Estar relajado para digerir bien, masticar bien y no hablar o ver películas de terror comiendo, y respetar las digestiones.
La dieta es uno de los pilares importantes para la salud, pero no el único. No hay que olvidarse de los hábitos de vida saludables, del ejercicio, las relaciones saludables, el contacto con la naturaleza, con el sol, tener lo que llamamos buenas vibraciones en nuestra vida. Importantísimo aprender a relajarnos para digerir bien y para que todos los procesos autocurativos que ocurren en nuestro organismo puedan suceder. En estrés y con el sistema nervioso simpático muy activado, los procesos curativos no ocurren.
Seguramente, después de tanta información te surgirán dudas e incluso faltarán mil cosas por contar y detallar, pero espero que al menos lo importante esté y te haya servido. Para todo lo demás master card…jeje, digo, que puedes seguirme también en Facebook, Twitter, Instagram o canal de Youtube.
El vídeo de hoy me recuerda a uno de mis anteriores vídeos: Consejos para tu nevera y para tu salud. Seguro que viéndolo y teniendo en cuenta los consejos y sobre todo los beneficios que obtienes, te animas a ponerlo en práctica. Podría decirse que es un tema de concienciación y de motivación, porque trata de cosas muy simples que la mayoría quizás sabemos, pero que nos hace falta que nos recuerden en algún momento.
Hoy vuelvo a insistir en recomendaciones de salud para que te des cuenta de que a veces no es tan difícil incorporar a tu vida una rutina de hábitos saludables. Como os cuento en el vídeo, parte de mi inspiración para atreverme a hacer cambios en mi vida se lo debo a libros como 88 Peldaños del éxito o La inteligencia del éxito, de Anxo Pérez. Si todavía no los has leído te los recomiendo.
Entre muchas de los utensilios de cocina que te alegran la vida, destacaría la panificadora. A pesar de no tomar trigo, y precisamente por eso, puedo hacerme todo tipo de panes, pizzas y hasta compotas y otras mermeladas. Es una buena inversión. Yo tengo la Panasonic. Y por supuesto, la jarra Alkanatur, que filtra, alcaliniza e ioniza el agua, y que ya dediqué un post y varias publicaciones, incluyendo la entrevista que me hicieron como fiel seguidora y usuaria de su marca.
No me enrollo más, sólo te pido que ya que se trata de invertir, que inviertas 7 minutos de tu día de hoy para motivarte y aprender de hábitos saludables, que nunca es tiempo perdido 🙂
Tenía muchas ganas de hacer un post sobre este tema. El vídeo, como veréis, es mucho más largo de los que habitualmente publico, pero el tema lo requería y me apetecía incluir tanta información interesante, que creo que los 11 minutos son necesarios.
La semana pasada, Elisa, del herbolario “Tranquilamente” situado en el Zoco de Pozuelo, me abrió sus puertas tan cariñosa como siempre, y me concedió una bonita entrevista. El objetivo es concienciar a todo el que le importe su salud de la importancia de incluir en la alimentación y en los hábitos diarios productos que pueden ayudar a mejorar la salud tanto física como mental. Esperemos que con esta pequeña aportación hayamos colaborado un poco en este afán.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.